miércoles, 12 de febrero de 2014

Biografía



Luis Cernuda (1902-1963), poeta y ensayista español, uno de los más destacados de la generación del 27, nació en Sevilla, hijo de un padre militar, comandante de ingenieros, que lo educó de forma autoritaria en un ambiente de rígidos e intransigentes principios. Pasó una infancia feliz, protegido por sus dos hermanas mayores.
Cernuda fue un chico callado y solitario. En su adolescencia descubrió su condición de homosexual, lo que le hizo sentirse más marginado de la sociedad.
Estudió Derecho en la Universidad de Sevilla, donde conoció al poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y crítico literario Pedro Salinas (1891-1951), que fue su profesor.Por indicación de Salinas, empezó a leer a los grandes escritores españoles del Siglo de Oro (los clásicos Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, Góngora, Quevedo, etc.). También por indicación de Salinas descubrió a los grandes autores franceses de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
En 1928, tras la muerte de su madre, se trasladó por breve tiempo a Málaga y de allí pasó a Madrid, donde entró en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se llamará generación del 27.
Pasó un año como lector de español en la Universidad de Toulouse y en 1929 regresó a Madrid.
Recibió con ilusión la llegada de la Segunda República (1931-1936) con la esperanza de colaborar para buscar una España más tolerante, liberal y culta. Se distinguió por sus ideas políticas de izquierdas y colaboró en algunos planes educativos.
Durante la Guerra Civil (1936-1939) participó en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas de Valencia. En 1938, aprovechando la invitación a dar unas conferencias en Inglaterra, para dejar su país y no regresar más a España. Sus años en el exilio fueron años de aislamiento, duros y difíciles para el poeta. En Inglaterra Dio clases en Surrey, Glasgow y Cambridge.
En 1947 se marchó a Estados Unidos, donde trabajó como profesor en Mount Holyoke y donde permaneció hasta 1952, año en que decidió marcharse a México, donde murió en 1963.
Cernuda fue un exponente de la Generación del 27 y en la segunda mitad del siglo XX se convirtió en el poeta predilecto de la juventud española.

Etapas de su obra poética



La evolución de la obra de Cernuda es bastante continuada, sin demasiados altibajos, y muy relacionada con su curso biográfico. Dadas estas características distinguir etapas nos puede resultar difícil, e incluso provocar una cierta divergencia de opiniones como de echo ocurre, ya que según a que autor o estudioso consultes, recibirás probablemente opiniones diferentes.
Según Carlos Peregrín Otero, existen dos etapas, la primera de ellas dividida en tres fases:
La primera, una fase inicial que incluiría los libros Perfil del aire y Égloga. Elegía. Oda.
Una segunda fase surrealista, integrada por Un río, un amor y Los placeres prohibidos.
Y finalmente una tercera fase de carácter neorromántico compuesta por el libro Donde habite el olvido.



La poesía de Cernuda recuerda a la de los románticos por su actitud apasionada y su espíritu eternamente insatisfecho. Su poesía podría emparentarse con la del poeta romántico español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870).
La poesía de Cernuda refleja una gran variedad de temas y corrientes. No obstante, tiene un tema central: la soledad, la tristeza, el sufrimiento y la incomprensión. El poeta se lamenta de lo difícil que le resulta al hombre alcanzar sus sueños, como si la vida real se empeñase en alejar al ser humano de los que más desea.
Pero en vez de entregarse a la resignación, el poeta solitario y amargado ataca, a veces sin piedad, a los que le marginan y le impiden cumplir sus deseos: las instituciones, las normas morales donde se apoya la sociedad tradicional, la familia, los gobiernos, etc.
Para poder expresar su grito de protesta e insatisfacción, y para que su obra no se entendiese como un mero juego artístico, Cernuda buscó un tono sencillo y coloquial en su poesía, que al mismo tiempo es muy elaborada. Rechazó la musicalidad y lo adornos de la poesía demasiado literaria.
Perfil del aire (1927)
Obra que está en la línea de la poesía pura y que fue recibida con duras críticas.
Un río, un amor (1929)
Fruto de su estancia en Francia. Obra influida por el surrealismo.
Los placeres prohibidos (1931)
Se ocupaba sin ambages de su condición de homosexual.
Donde habite el olvido (1934)
Un libro desgarrador por la sinceridad con la que aborda el fracaso amoroso.
La realidad y el deseo (1936-1964)
Bajo este título publicó su obra poética completa.
Las nubes (1940)
Primera obra escrita en el exilio.
Ocnos (1941)
Un libro de bellos recuerdos sobre su tierra andaluza.
Con las horas contadas (1950-1956)
Variaciones sobre un tema mexicano (1952)
Se trata, en realidad, de dos libros de  prosa poética. 
Poemas para un cuerpo (1957)
Desolación de la quimera (1962)

Algunas fotos de Luis Cernuda

 

 

  

                                        

                                             

Algunos poemas de Cernuda de la primera etapa

Despedida

Muchachos
Que nunca fuisteis compañeros de mi vida,
Adiós.
Muchachos
Que no seréis nunca compañeros de mi vida,
Adiós.

El tiempo de una vida nos separa
Infranqueable:
A un lado la juventud libre y risueña;
A otro la vejez humillante e inhóspita.
De joven no sabía
Ver la hermosura, codiciarla, poseerla;
De viejo la he aprendido
Y veo la hermosura, mas la codicio inútilmente.

Mano de viejo mancha
El cuerpo juvenil si intenta acariciarlo.
Con solitaria dignidad el viejo debe
Pasar de largo junto a la tentación tardía.

Frescos y codiciables son los labios besados,
Labios nunca besados más codiciables y frescos aparecen.
¿Qué remedio, amigos? ¿Qué remedio?
Bien lo sé: no lo hay.
Qué dulce hubiera sido
En vuestra compañía vivir un tiempo:
Bañarse juntos en aguas de una playa caliente.
Compartir bebida y alimento en una mesa.
Sonreír, conversar, pasarse
Mirando cerca, en vuestros ojos, esa luz y esa música.

Seguid, seguid así, tan descuidadamente,
Atrayendo al amor, atrayendo al deseo,
No cuidéis de la herida que la hermosura vuestra y vuestra gracia abren.
En este transeúnte inmune en apariencia a ellas.

Adiós, adiós, manojos de gracias y donaires,
Que yo pronto he de irme, confiado,
Adonde, anudado el roto hilo, diga y haga
Lo que aquí falta, lo que a tiempo decir y hacer aquí no supe.

Adiós, adiós, compañeros imposibles.
Que ya tan sólo aprendo
A morir, deseando
Veros de nuevo, hermosos igualmente
En alguna otra vida.

Algunos poemas de Luis Cernuda de estilo surrealista




 NO INTENTEMOS EL AMOR NUNCA

Aquella noche el mar no tuvo sueño.
Cansado de contar, siempre contar a tantas olas,
Quiso vivir hacia lo lejos,
Donde supiera alguien de su color amargo.

Con una voz insomne decía cosas vagas,
Barcos entrelazados dulcemente
En un fondo de noche,
O cuerpos siempre pálidos, con su traje de olvido
Viajando hacia nada.

Cantaba tempestades, estruendos desbocados
Bajo cielos con sombra,
Como la sombra misma,
Como la sombra siempre
Rencorosa de pájaros estrellas.

Su voz atravesando luces, lluvia, frío,
Alcanzaba ciudades elevadas a nubes,
Cielo Sereno, Colorado, Glaciar del Infierno,
Todas puras de nieve o de astros caídos
En sus manos de tierra.

Mas el mar se cansaba de esperar las ciudades.
Allí su amor tan sólo era un pretexto vago
Con sonrisa de antaño,
Ignorado de todos.

Y con sueño de nuevo se volvió lentamente
Adonde nadie
Sabe nada de nadie.
Adonde acaba el mundo.

LA IMAGEN SURREALISTA.

“En plena mar, al fin, sin rumbo, a toda vela
Hacia lo lejos, más, hacia la flor sin nombre
Atravesar ligero como pájaro herido
Ese cristal confuso, esas luces extrañas.

Pálido entre las ondas cada vez más opacas
El ahogado ligero se pierde ciegamente
En el fondo nocturno como un astro apagado.
Hacia lo lejos, sí, hacia el aire sin nombre”


SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su voz por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad
         de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres la verdad ignorada,
La verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso
         en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia
         mezquina,
Por quien el día y la noche son para mí lo que
         quiera,
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
Como leños perdidos que el mar anega o levanta
Libremente, con la libertad del amor,
La única libertad que me exalta,
La única libertad porque muero.

Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Algunos poemas de Cernuda de la última etapa




DONDE HABITE EL OLVIDO


En los vastos jardines sin aurora; 
Donde yo sólo sea 
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas 
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. 

Donde mi nombre deje 

Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, 
Donde el deseo no exista. 

En esa gran región donde el amor, ángel terrible, 

No esconda como acero 
En mi pecho su ala, 
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento. 

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, 

Sometiendo a otra vida su vida, 
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente. 

Donde penas y dichas no sean más que nombres, 

Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; 
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, 
Disuelto en niebla, ausencia, 
Ausencia leve como carne de niño. 

Allá, allá lejos; 

Donde habite el olvido
.